
Una de las cosas más bonitas que me traje del viaje a Bretaña de este verano fue esta leyenda que os voy a contar ahora. Una historia que me contaron a mi en una pequeña tienda al lado de la abadia de Broceliande y que relaciona Galicia con este sitio mágico.
Estabamos charlando con el dueño, que nos preguntó de dónde eramos ya que por el acento pensaba que veníamos de Italia (debe ser que van pocos españoles por allí), y le contabamos que eramos de Asturias, en el NO de España, al lado de Galicia.
Nos comentó que él habia estado a unos kilómetros de Santander, en Cedera. Yo le dije que me parecía que se equivocaba, que Cedera esta en Galicia, y le llaman Cedeira. Creo que se había hecho un poco de lío. La cosa es que cuando hablamos de Galicia nos dijo… Paimpont, el lugar donde estamos, en el bosque de Broceliande, se llama así por Ponthus un príncipe hijo del rey de Galicia que vino a Bretaña.
Había leido algo de esa tradición, pero me prestaba que alguien de allí me la contara de primera mano.
Así me contaron la leyenda de Ponto
La leyenda dice que el principe Ponthus o Ponto hijo del rey de Galicia, fué a Bretaña escapando de los musulmanes y allí conoció a Sydoine, la hija del rey de Bretaña. Ella básicamente le dijo que si quería su mano tenía que demostrarle que era digno de conseguirla así que le planteó un reto. Tenía que vencer a 50 caballeros en combate singular antes de volver a pedirle la mano.
El príncipe, lejos de arredrarse, desafió a todos los caballeros que pasaran por el lugar a batirse en duelo con él cada martes. Y fué venciendolos uno a uno hasta superar la prueba que la princesa le había impuesto.
Tras vencer a los 50 caballeros, volvió a pedir la mano de la princesa, y se casaron. Él fue rey en Bretaña y fundó la ciudad de Paimpont.
Hasta aquí la leyenda que me contó el buen hombre. Creo que nuestro amigo se había saltado algunos episodios de la historia, porque buscando información sobre la misma encontré la versión «oficial» de la leyenda del principe Ponthus que os transcribo a continuación.
En realidad se trata el romance de Pontus y Sydoine, que es un anónimo del siglo XIV de la materia de Bretaña.
Dicen los expertos que no es una obra original ya que está inspirada en la novela de Horn, un poema de finales del siglo XIII, de origen anglo-normando. También que la figura de Ponthus fue creada desde cero por la familia La Tour a principios del siglo XV, momento en el que los nobles buscaban dotar a sus linajes de orígenes heroicos. La finalidad era establecer la fundación de Paimpont por un héroe legendario. Posiblemente la familia La Tour, la más poderosa de la zona, encargara la creación de la leyenda con esta finalidad.
Aún así, lo que subyace en la historia es la relación entre diversos reinos célticos de la edad media, y cómo las gentes que viven en ellos consideraban posibles estas relaciones entre tierras distantes. El comercio del Cantábrico con Bretaña en aquella época era intenso, sobre todo en vino y otras exportaciones.
¿Por qué Galicia?, simplemente porque Compostela era conocida en toda la cristiandad gracias al Camino inaugurado por los reyes de Asturias.

El romance de Ponto y Sydoine
La historia comienza con la invasión de A Coruña por el rey musulmán Broada que era hijo de un poderoso sultán. Llegó al mayor puerto gallego al mando de 30.000 hombres y arrasó la ciudad, venciendo al rey gallego Thibour.
Uno de los nobles gallegos consiguió salvar a trece caballeros, además del heredero real Ponthus. El hijo del rey de Galicia es expulsado de su país por los sarracenos quien huyendo por mar llegó al puerto de Vannes, donde estaba la corte del rey de Bretaña. Allí es bien recibido y en el palacio conoce a la princesa Sydoine, y ambos se enamoran. Por aquel entonces los sarracenos atacan Brest, y Ponto gana fama de guerrero invencible destacando en la reconquista de la ciudad bretona, pero no sabía que su mejor amigo y escudero, Guennelet le estaba preparando una traición ya que también se había enamorado de Sydoine. Lo calumnia ante el rey y este se ve obligado a desterrarle.
Sin poder volver a su casa, invadida por los musulmanes, se queda en Bretaña y se refugia en el Bosque de Broceliande. Allí vive siete años y Guennelet tras el rechazo constante de Sydoine decide ir a por Ponto y matarlo. Durante doce días los dos guerreros luchan a muerte, y el día doce Ponto le corta la cabeza al exhausto Guennelet.
Tras aclararse el malentendido vuelve a la corte y es restituído a su anterior posición. Casandose con Sydoine y reinando en Bretaña.
Tras viajar por los reinos de Irlanda y Britania consigue reunir una potente flota de bretones, normandos y francos y ataca al ejército musulman de A Coruña, expulsando a Broda.
Allí reclamó de nuevo el reino de Galicia y encontró a su madre, la reina gallega, y a su tío, el conde de Asturias.
Como veis, la historia es un poco más amplia de como me la contaron, de hecho lo es mucho más, con más detalles. Os dejo un enlace a una traducción del romance de Ponto y Sydoine (al gallego), donde podeis leer completa esta leyenda.

La conexión de Cedeira – Bretaña
Volviendo al principio de este post, me quedé con la aparición de Cedeira en esta historia. En el original no aparece por ningún sitio, sin embargo sí que hay una leyenda que relaciona los dos sitios, solo que su protagonista no es Ponthus, sino Lancelot.
Una leyenda cuenta como Lanzarote (Lancelot) arribó al puerto de Cedeira. Con él viajaba un perro enorme que era fiel a su dueño. Los gallegos de entonces huían aterrorizados del animal a pesar de que era bueno y obediente a su dueño. Lanzarote les decía que el perro era su amigo. Es el primer contacto del caballero de la mesa redonda con Galicia, donde al parecer vivió aventuras en busca del Grial y al final tuvo descendencia. El apellido Lago le tiene por su antepasado y fundador del linaje. Como dice la cerámica mural de la entrada del edificio del Ayuntamiento de Cedeira, citando un fragmento de un manuscrito de la Biblioteca Nacional…
«Los de Lago son hidalgos muy principales en el reino de Galicia donde tienen su casa y solar hacia Cedeira.El linaje desciende de un extranjero que vino allá a parar, y se dice que fue el el Conde de Lanzarote cuando vino de Bretania y pobló en el puerto de Cedeira».
Cedeira está hermanada con Paimpont, por cierto 🙂
«¿Por qué Galicia?, simplemente porque Compostela era conocida en toda la cristiandad gracias al Camino inaugurado por los reyes de Asturias.»
Lo que pasa es que en los siglos XIV y XV nadie había oído hablar del «Reino de Asturias», porque ese se lo inventaron a finales del S. XIX y principios del XX los historiadores del nacionalismo español.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, hasta la edad Moderna temprana, las fuentes primarias, tanto musulmanas como cristianas (incluído el Papa), se refieren al reino cristiano del Noroeste peninsular con el nombre de «Galicia».
Perfecto Jorge. Pero aclárame en qué manera cambia el sentido de la frase. El texto de este post está escrito para lectores del siglo XXI que saben perfectamente donde estaba el reino de Asturias y Compostela, y probablemente no entiendan que Galicia en la edad media era todo el noroccidente de la vieja Hispania.
Me parece que es bastante evidente cómo cambia el significado. De acuerdo con la narrativa histórica presentada en las fuentes primarias, los «reyes de Asturias» no inauguraron el camino de Santiago, porque no había «reyes de Asturias». Eran los «reyes de Galicia», para la gente que vivía en aquella época. Por lo tanto, la afirmación tal y como está presentada, es factualmente incorrecta.
Lo que pasa es que la «Galicia» (Gallaecia, Gallitia, …) de aquel tiempo era mucho mas grande territorialmente que la actual Comunidad Autónoma de Galicia; desde la reforma de Diocleciano incluía el Conventus Lucense, el Bracarense, el Asturicense, y el Cluniense (Coruña del Conde – Burgos). Hidácio y Zósimo nos dicen que incluía lugares como Coca (Segovia). A partir del S. VIII, para todas las fuentes primarias, hay dos entidades políticas en la península: Al-Andalus (o Hispania), y el reino de Galicia (Gallaecia, Galitia,…). El nuncio papal a «Hispania» visitaba Sevilla, Córdoba, etc. El nuncio papal a «Gallaecia» visitaba Oviedo, León, Santiago, etc.
En otras palabras, si dices que el texto está escrito «para lectores del siglo XXI que saben perfectamente donde estaba el reino de Asturias», y lo que se pretende es la divulgación de nuestro conocimiento de Historia Medieval basada en la aplicación del método científico, esta publicación debería dejarles claro a esos lectores que el «reino de Asturias» no estaba en ningún lado durante la Edad Media, y que hizo su aparición en los libros de Historia de la mano de Modesto Lafuente, Menéndez Pidal, y de la narrativa histórica nacionalista española de los siglos XIX y XX.
Es tu opinión, genial. Gracias por compartirla. Te dejo un enlace que igual te interesa. Va sobre la batalla de Monte Cubeiro, en la que los galaicos se rebelaron contra el reino de Asturias.
http://historiadegalicia.gal/2019/11/a-batalla-de-montecubeiro-cando-os-galaicos-loitaron-para-independizarse-da-corte-de-asturias/
El artículo que citas no pone lo que tú dices.
Lo que pone el artículo es que el centro de poder político del reino cristiano del norte (conocido en las fuentes primarias como Reino de Galicia) estaba en Asturias, que también era parte de Galicia (o de Gallaecia, si así lo prefieres) y que algunos gallegos del convento lucense se rebelaron contra él.
Jorge me estás diciendo básicamente que no existe el reino de Asturias y que es simplemente una «provincia» del reino de Galicia y discrepo. El concepto de reino del siglo VIII no es equiparable al reinado de Felipe II o al actual de Felipe VI. Pelayo nos llega como princeps, elegido en asamblea de hombres libres, según la terminología contemporánea. No se si pretendes equiparar la división administrativa romana de Gallaecia con un reino o algo así, pero creo que te equivocas en ese sentido. Dentro de esa división administrativa que Suevos y visigodos parece que respetaron, el «reino» de Asturias (entrecomillo para entendernos) era la entidad política más notable de su momento, posiblemente la única con cierta relevancia. Por tanto, si no quieres llamarle reino, pues allá tu, creo que esa diferenciación sólo adquiere sentido bajo una óptica nacionalista gallega contemporánea, y sinceramente, ver la historia a través de ese cristal me parece un auténtico error. No se si entiendes ahora por qué no me apetece seguir esta discusión. Un saludo
Pues nada, vuelve a leer todo el hilo de esta conversación a ver si lo entiendes; incluído el artículo que tú mismo has citado.
Lo que no puedes hacer es acusar a los cronistas árabes, francos, escandinavos, e incluso a los Papas de los siglos VIII y IX de ser militantes del BNG.
En cambio, lo que sí sabemos es que el nacionalismo español, entre los siglos XIX y comienzos del XX, fabricó un relato histórico para la creación de una identidad nacional española que transmitía una supuesta legitimidad política desde Asturias (de Santillana) a Castilla, y de ahí a la España nacional-católica y castellano-hablante. Este es un relato fabricado casi exclusivamente desde la Crónica Albeldense, y que escoge ignorar completamente todas las demás fuentes primarias. Si Carlomagno le mandaba cartas a «Alfonso II Rey de Galicia», la historiografía españolista que tu defiendes traduce ese tratamiento como: «Alfonso II de Asturias».
Y esa es la razón por la que todavía en el S. XIV se hablara en el poema de Pontus y Sidonia del hijo del Rey de Galicia, porque del «Reino de Asturias» nadie había oído hablar nunca y no lo conocían. Modesto Lafuente todavía no se lo había inventado.
Ese Lancelot que llega de más allá del mar (del Más Allá, en definitiva), acompañado de un perro que recuerda al Urco de nuestra mitología popular (que también emerge de las aguas), que funda un linaje… Pocos temas hay con más sabor celto-atlántico que este.
El Urco es conocido por Asturies también, tengo en proyecto un post sobre este ser que siempre me intrigó. Ponthus es una historia magnífica y aún hoy recordada por los celtistas bretones. Para mi además recoge una tradición no muy explorada sobre la emigración de gentes desde el norte de la Península a Bretaña e Irlanda en la época de la invasión musulmana.
Igual no conocías esta:
https://www.celtica.es/cleriadus-y-meliadice-una-obra-que-situa-a-asturias-en-un-contexto-medieval-del-mundo-atlantico/
Si, ya leí ese post, gracias. La verdad es que la historia de Pontus, como dices, debería ser mucho más conocida y divulgada. Hace unos meses la televisión bretona realizó un reportaje sobre Galicia y es muy significativo que se centrasen en los tópicos de costumbre (gaita, megalitismo…) pero ni una palabra de Pontus o de la diócesis britoniense, por ejemplo, que son temas con una potencia brutal.
Por cierto, por si te animas a echarle un vistazo, Xosé Luis Méndez Ferrín tiene una novela titulada “Bretaña, Esmeraldina” en uno de cuyos capítulos ficcionaliza la historia de Pontus y Sidonia.
También suele hablarse por aquí de que Bretaña fue un país que acogió muchos nobles gallegos exiliados en los siglos XIV y XV en el contexto de los conflictos sucesorios de la Corona de Castilla. No sé si sabes algo del tema; llevo años intentando saber más sobre ello pero no hay manera.
Por cierto, llegaste a ver el Haya de Pontus?
Si, tenía constancia de la emigración galega a Bretaña a finales de la Edad Media. Es un tema apasionante. Desgraciadamente no llegué a ver el haya de Ponthus, aunque estuve cerca, pero siempre hay que dejar algo para volver no? 😀